Una mañana en el verano de 1865, mi padre había ido a trabajar y mi madre estaba en los quehaceres de la casa. Cerca de las 10 de la mañana un hombre apareció en su puerta. Vestía un traje de lino, una camisa blanca y un sombrero de paja y tenía una blanca y larga barba. Mi madre abrió la puerta y el hombre le pidió algo para comer. Al principio ella se sintió asustada así que lo miró por encima. Su miedo disminuyó y entonces le invitó a entrar. Ella se preguntó por qué una persona como él tendría que venir a una casa tan humilde, ya que la casa era solamente de una habitación con inclinación y el sótano, además de un pequeño pórtico en un lado.
Mi madre le dijo que todo lo que tenía ...